lunes, 1 de marzo de 2010

Enrique II, el de las mercedes



Enrique II de Castilla (Sevilla, 13 de enero de 1333 o a principios de 1334 – Santo Domingo de la Calzada, 29 de mayo de 1379), rey de Castilla,[1] primero de la Casa de Trastámara, llamado el Fratricida o el de las Mercedes.


Armas de Enrique II reflejado en el armorial medieval de Gelre, con grifo de oro de cimera.

Fue el cuarto de los diez hijos extramatrimoniales de Alfonso XI el Justiciero y de doña Leonor Núñez de Guzmán Ponce de León (tataranieta de Alfonso IX de León). Producto de un embarazo gemelar, fue el primero de los hijos de la pareja en llegar a la vida adulta al igual que su hermano, al que le sobrevivió.



Prohijado en su nacimiento por D. Rodrigo Álvarez de las Asturias heredó al año siguiente, a la muerte de éste, su señorío de Noreña. Su padre le concedió más tarde el condado de Trastámara y los señoríos sobre Lemos y Sarria, en Galicia, y las villas de Cabrera y Ribera con lo que le constituyó un grandísimo e importante patrimonio en el noroeste de la Península. Es la cabeza de la nueva dinastía que surge de la rama principal de la de Borgoña-Ivrea, la dinastía Trastámara.

Mientras vivió Alfonso XI, su amante Leonor consiguió títulos y privilegios en número exagerado para sus hijos tenidos con el rey. Ello fue la causa del descontento de numerosos nobles, y sobre todo de la reina legítima, doña María de Portugal, y del infante heredero, Pedro, más conocido como Pedro I el Cruel o el Justiciero. Éstos tuvieron ocasión para la revancha cuando Alfonso XI murió inesperadamente de peste en el asedio de Gibraltar, en marzo de 1350. Ni siquiera habían enterrado al rey y ya muchos seguidores de Leonor y de sus hijos les dieron de lado, y Enrique y sus hermanos huyeron y se desperdigaron, temerosos de las medidas que pudiera tomar su hermanastro, el nuevo rey.

Aunque Leonor y sus hijos llegaron a un acuerdo con Pedro I para integrarse pacíficamente en su corte, la situación siguió siendo inestable. Enrique y sus hermanos Fadrique, Tello y Sancho protagonizaron numerosas rebeliones desde el inicio del reinado. Además, para afianzar su posición y conseguir aliados, Enrique contrajo matrimonio con Juana Manuel de Castilla, hija de Don Juan Manuel, adelantado mayor de Murcia y Señor de Villena, el noble más poderoso del reinado anterior. En 1351 el monarca (o su consejero Juan Alfonso de Alburquerque, hombre de confianza de María de Portugal), convencido de que la amante de su padre era la instigadora de las sublevaciones, ordenó que Leonor fuera encarcelada y finalmente ejecutada en Talavera.

Después de esto Enrique huyó a Portugal. Perdonado por Pedro I y vuelto a Castilla, se sublevó en Asturias (1352). Se reconcilió con su hermano sólo para rebelarse contra él en una guerra larga e intermitente que terminó con la huida del Conde de Trastámara a Francia, donde entró al servicio de Juan II el Bueno.

Poco después Enrique y sus hombres pasaron a militar en las filas de Pedro IV el Ceremonioso de Aragón, en la guerra que éste mantuvo contra Castilla (1358). Durante este conflicto fue vencido y apresado en Nájera (1360), pero fue liberado (con la ayuda de Juan Ramírez de Arellano, entre otros) y se exilió en Francia.

Atacado Aragón de nuevo, Enrique acudió en su ayuda, pero a cambio de que se le apoyara para destronar a su hermano Pedro. El ataque combinado de Enrique y de sus aliados castellanos, aragoneses y franceses (las compañías de mercenarios de Bertrand Du Guesclin consiguieron expulsar a Pedro, que se refugió en Guyena). Enrique fue proclamado rey (1366), pero a cambio tuvo que conceder a sus aliados títulos y riquezas sin medida, como pago por la ayuda recibida. Ello le valió el sobrenombre de el de las Mercedes.


Armas de Enrique II antes de acceder al trono de Castilla

Mientras tanto, Pedro I organizó una invasión de Castilla desde los dominios ingleses al norte de los Pirineos. Eduardo, príncipe de Gales (conocido como el Príncipe Negro), puso a su disposición un gran ejército de caballeros y de arqueros.



Pedro derrotó a Enrique en la Batalla de Nájera el 3 de abril de 1367. Enrique retornó a Francia, protegido por Carlos V el Sabio. Desde el castillo de Peyrepertuse reorganizó sus ejércitos, y ayudado por los sublevados de numerosas ciudades castellanas y por los franceses de Bertrand Du Guesclin venció a Pedro en la Batalla de Montiel (14 de marzo de 1369). El Rey Cruel, ya prisionero, fue asesinado a manos de Enrique, que subió definitivamente al trono de Castilla con el nombre de Enrique II.



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