Los pasados días 7, 8 y 9 de Noviembre, asistí en la ciudad de Córdoba, a la ceremonia de ingreso en la Orden de San Lázaro de Jerusalén de nuevos caballeros y damas. Un milagro del Ave, ya que ando algo renqueante y no me hubiera atrevido a ir en coche. Fui por muchas razones, una muy principal, es que ejercí de padrino de algunos postulantes, entre ellos, un amigo del colegio y eso solo, me parece suficiente motivo para desplazarme. Que conste que ahora me fatigo mucho y cualquier viaje me resulta agotador. Naturalmente auxiliado por mi mujer, la cosa se atenúa un poco. En esta ocasión además San Lázaro el resucitado, se mostró benévolo conmigo y me permitió presenciar en buenas condiciones la hermosa Vela de Armas, en la tarde del mismo día 7, en la Capilla del Sagrario de la Santa Iglesia Catedral de Córdoba.


La capilla es una antesala del barroco andaluz y una de las más bellas que yo haya visto nunca. Todas sus paredes se encuentran decoradas con pinturas al óleo, así como las cabeceras, los laterales y los intercolumnios. Un marco grandioso, que sirvió para que los neófitos, con gran recogimiento y religiosidad, preparasen su ánimo para el ingreso en el Hospital y Milicia de San Lázaro, de mis amores. La Vela fue presidida por el Gran Maestre, el Gran Maestre Emérito y el Gran Prior Espiritual, mientras se escuchaban los cánticos de la Nova Schola Gregoriana, que contribuyeron a dar al acto la magnificencia y solemnidad requeridas. Importante resulta la presencia del Muy Reverendo Arcipreste Dr. Peter Miln, de la Iglesia Ortodoxa, Capellán Mayor de la Orden; del Muy Reverendo Archimandrita, Monseñor George Appleyard, de la Iglesia Católica Ucraniana, Gran Cruz y Prelado de la Orden; del Representante Patriarcal para Europa de la Iglesia Greco Melquita, Monseñor Jeanbart, Arzobispo de Alepo; del Arzobispo Ortodoxo de Eslovaquia, Monseñor Stransky, así como la del Gran Consejo Magistral y del Consejo de Gobierno del Gran Priorato de España. También es de destacar la contribución a todos las actos inherentes a la investidura, del Protector Espiritual de la Encomienda de Andalucía, Monseñor don Miguel Castillejo Gorráiz, sin cuyo concurso hubiera sido muy difícil realizarlos. La Vela fue seguida de una cena de Hermandad celebrada en el antiguo Palacio de los Condes de Cabra, hoy restaurante El Bandolero.
Al día siguiente tuvo lugar la ceremonia de investidura propiamente dicha, después de la celebración de la Eucaristía por nuestro Gran Prior Espiritual Monseñor Pennisi, en la Real Iglesia Basilical Fernandina de San Pablo, con la participación de la Coral Universitaria de la Fundación Miguel Castillejo y todas las autoridades eclesiásticas reseñadas. Presidió, como es de rigor, el Gran Maestre, asistido por el Gran Maestre Emérito, el Gran Prior de España y el Prior. Ejerció de Maestro de Ceremonias, el Dr. Tourón y Yebra. En el transcurso de la celebración, hay que destacar el papel ejercido por los hermanos de hábito, Daniel García Ramos, Emilio Aleman de la Escosura y de la Fiscal, Rosa Rodrigo, siempre dispuesta a la sonrisa. La imposición de las Grandes Cruces eclesiásticas al Excmo. y Rvdmo. Sr. Arzobispo Mons. D. Michele Pennisi, Gran Prior espiritual, al Excmo. y Rvdmo. Sr. Arzobispo Mons. D. Jean Clement Jeanbart, al Excmo. y Rvdmo. Sr. Arzobispo ortodoxo de Eslovaquia, Juraj Stransky, y al Ilmo. Rvdo. Padre D. Manuel Iñiguez Ruíz de Clavijo, la cruz de capellán de la Orden, fue un momento muy emotivo y de especial significado. Después fueron llamados ante el Altar, para ser cruzados, los siguientes neófitos:

Excmo. Sr. General D. Agustín Rosety Fernández de Castro, Gran Cruz de Justicia.
Excmo. Sr. D. Sijt de Boom , Gran Cruz de Gracia
Ilma. Sra. Dña. Ángela Leticia Díaz-Bastien Vargas–Zúñiga, Dama de Justicia
Ilma. Sra. Dña Dolores Cuenca Prieto, Dama de Gracia
Ilma. Sra. Dña Mª Carmen Escámez López, Dama de Gracia
Ilma. Sra. Dña Isabel Mº Jiménez López, Dama de Gracia
Ilma. Sra. Dña. Gloria Sedó Roig, Dama de Gracia
Ilmo. Sr. D. Pino Zingale, Caballero de Justicia
Ilmo. Sr. D. Carlos Rodríguez-Rubio y Santos, Caballero de Justicia
Ilmo. Sr. D. Juan Rodríguez-Rubio y de los Santos, Caballero de Justicia
Ilmo. Sr. D. Carlos Barajas del Rosal, Caballero de Gracia
Ilmo. Sr. D. Manuel Pedro Bernáldez Bernáldez, Caballero de Gracia
Ilmo. Sr. D. José Mª Carrillo Montesinos, Caballero de Gracia
Ilmo. Sr. D. Manuel Pedro de las Heras, Caballero de Gracia
Ilmo. Sr. D. Edwin Franciscus Engelbert Zidan, Caballero de Gracia
Ilmo. Sr. D. Rafael García Padilla, Caballero de Gracia
Ilmo. Sr. D. José Mª Giménez González, Caballero de Gracia
Ilmo. Sr. D. Luis Miguel Gómez Matarín, Caballero de Gracia
Ilmo. Sr. D. Pascual Antonie Joseph Riva, Caballero de Gracia
Ilmo. Sr. D.Antonino Longo,Caballero de Gracia
Ilmo. Sr. D. Juan Carlos Martín Valtueña, Caballero de Gracia
Ilmo. Sr. D. José Antonio Morales García, Caballero de Gracia
Ilmo. Sr. D. Marino José Pérez Creus, Caballero de Gracia
Ilmo. Sr. D. Carlos Manuel Portocarrero de las Heras Escámez, Caballero de Gracia
Ilmo. Sr. D. Bernardo Rodríguez Cánovas, Caballero de Gracia
Ilmo. Sr. D. Armando Ruiz de Arriaga, Caballero de Gracia
Ilmo. Sr. D. Arturo Santoyo y Medina, Caballero de Gracia
Ilmo. Sr. D. José Mª Vega Rivero, Caballero de Gracia


Una vez finalizada la investidura, se sirvió un generoso cóctel, seguido de una excelente cena de gala, en los salones del liceo del Real Círculo de la Amistad, ocasión que aproveché para saludar a Michael W. Ross, Gran Oficial de Armas de la Orden, con el que mantengo un cierto desencuentro heráldico a costa del forro de la corona oriental de la Orden y otros significados miembros del Consejo Magistral. También le di un gran abrazo a Nuno Pinto Leite, Gran Prior de Portugal y a su bella esposa Ena, que tuvieron la gentileza de regalarme un rosario con la cruz verde lazarista, que mucho les agradecí. Tuve la suerte de compartir mesa y mantel, amén de con las señoras presentes, con mi venerado Daniel García Riol, un señor de los pies a la cabeza; con mi querido amigo y ahijado Manuel Bernáldez Bernáldez, un nuevo y entusiasta lazarista; con mi hermano de tantos años, Manuel Tourón Yebra y el recién nombrado Capellán, don Manuel Iñiguez Ruiz de Clavijo, sacerdote riojano, con una admirable solidez doctrinal que nos deleitó a todos con su brillante conversación. A los postres, y después del brindis y de los preceptivos vivas al Gran Maestre, al Rey y a España, se dirigió a los asistentes, luego de unas sentidas palabras del Marqués de Almazán, el Arzobispo greco-melquita de Alepo, Monseñor Jean Clement Jeanbart, para describirnos el peligro que corren nuestros hermanos cristianos orientales en Siria y muy particularmente en la milenaria ciudad de Alepo. A su fin, todos los asistentes puestos en pie, aplaudieron esta intervención tan improvisada como emotiva.
Inmediatamente después, los Excmos. Señores Don Alfredo García Til y Don Manuel Tourón y Yebra, miembros del Consejo de Gobierno, fueron distinguidos por el Gran Maestre con la Medalla de la Lealtad, al mismo tiempo que a Don Luis Valero y Aranda, Canciller de la Encomienda de Andalucía, era recompensado por el Gran Prior con la Medalla de Honor del Gran Priorato, en su categoría de oro. A Don Fernando Pérez de Ruibal y Rodríguez, de la Encomienda de Cataluña, le fue entregado su diploma de ascenso a Caballero Comendador. Ni qué decir tiene que desde estas líneas les envío mi cordial enhorabuena. La cena tuvo su colofón en un baile de gala, amenizado por música en directo que terminó a altas horas de la madrugada.

El domingo 9, tuvo lugar a las doce, en el Altar Mayor de la Catedral, la Misa Pontifical, concelebrada por el Obispo de Córdoba, Monseñor Fernández González, el Archimandrita Monseñor George Appleyard, el Arzobispo de Monreale, Monseñor Pennisi y el Obispo de Alepo, Monseñor Jeanbart, amén del Cabildo Catedralicio en pleno, con la participación de la Orquesta y Coros del Real Centro Filarmónico de Córdoba y la presencia del Gran Maestre, Don Carlos Gereda de Borbón, marqués de Almazán, del Gran Prior Espiritual, Monseñor Pennisi, del Consejo Magistral de la Orden, con el Gran Comendador Excmo. Sr. Don Ronald Hendriks a la cabeza de la representación y del Consejo de Gobierno del Gran Priorato de España, presidido por su Gran Prior, el señor marqués de La Lapilla, más una nutrida representación de damas y caballeros de la Orden. Yo había abandonado Córdoba esa misma mañana, pues tenía ineludiblemente que atender un compromiso en Madrid. Llegué hecho harina, pero contento. He de añadir que estos actos constituyeron un éxito total de organización y buen hacer. Unas doscientas personas no son fáciles de coordinar. Esta vez fue la Encomienda de Andalucía de la Orden, la encargada de prepararlos y dirigirlos y a fe mía que lo lograron plenamente. En resumidas cuentas, unos días de devoción religiosa y fraternidad caballeresca. Lo que no es poco, en estos tiempos tan poco propicios para ambas cosas.