Presento a continuación mis armas, elegantemente fusionadas con las de mi esposa, en un símbolo de unión y linaje. Ambas están envueltas con el manto de la Real Orden de Isabel la Católica. Acompañando este escudo, se alzan dos yelmos que representando la nobleza ancestral de nuestras respectivas casas. Este conjunto se erige como testimonio del legado y la historia que compartimos.
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